Que todo cambie para que todo siga igual

Hace hoy 131 años, un 23 de Diciembre del año 1888, un pintor pelirrojo muy prolífico que vivía con Gaugin en Arlés le regaló un trozo de su oreja a una prostituta; los motivos del corte y la cantidad de oreja de Van Gogh1 entregada están todavía por determinar. Ocho años más tarde a 1800 kilómetros de allí en la isla de Sicilia, en las proximidades de otra famosa oreja —la llamada Oreja de Dioniso2— nacía uno de los últimos aristócratas sicilianos, que como Van Gogh jamás sabría el valor que alcanzaría su obra en el futuro3, era Giuseppe Tomasi di Lampedusa, autor de El Gatopardo; la novela se publicó tras su muerte, el año en que Elvis Presley comienza el servicio militar, De Gaulle es elegido presidente de la República Francesa y el futuro presidente Nicolás Sarkozy cumplía tres años.

Lampedusa se inspiró en su abuelo para hablarnos de política, de historia y de sentimientos. Creó al príncipe astrónomo y melancólico Don Fabrizio, príncipe de Salina, y a través de su mirada comprendemos los cambios que produjo el desembarco de las tropas de Garibaldi en la isla de Sicilia, como un mundo muere y otro nace, vemos cómo los conflictos amorosos se alían con los intereses sociales, percibimos la nostalgia por la juventud y la emoción de envejecer sin sentirse viejo.

Cinco años después, el año en que el presidente Kennedy moría asesinado, Luchino Visconti, conde de Modrone, católico, millonario y aristócrata, encuentra en esta novela su propia biografía íntima y la lleva al cine4, publicitándola como un Lo que el viento se llevó a la italiana 5 y que resulta una delicia, un monumento a la inteligencia y a la cultura.

Cuatro años más tarde, un veintitrés de diciembre de hace hoy 52 años, un amigo de Visconti tiene una niña de belleza gatopardesca 6 y con un don especial para el espectáculo: Carla Bruni Tedeschi7 que crecerá rodeada de arte y música, jugará al escondite entre antigüedades que coleccionaba su padre en un castillo que frecuentaban otros de sus amigos como María Callas, Nureyev, Karajan hasta que, por una amenaza de secuestro del grupo terrorista Brigadas Rojas, tengan que mudarse a París, este fue, como diría Tancredi, el sobrino de Lampedusa, un cambio necesario para que todo siguiese igual.

Carla, considerada una de las mujeres más hermosas del mundo, triunfó en las pasarelas con Chanel, Versace o Yves Saint Laurent, desarrolló su talento para la música y disfrutó de la compañía de los famosos de su tiempo8. Cuando parecía que Madame Bruni Sarkozy ya había agotado su capacidad de aventuras, hace ocho años Woody Allen se vale de su actuación como experta en arte para promover su película de 2011 Midnight en París que se promocionó con un cartel bajo el cielo de la Noche Estrellada de Vincent Van Gogh, el pintor que vió las estrellas un veintitrés de diciembre cuando se rebanó una oreja.⭐⭐⭐.

  1. Para resolver estos misterios el Biopic El loco del pelo rojo —interpretado por Kirk Douglas, que estuvo de cumpleaños el día 9 de Adviento— enfoca su vida basándose fundamentalmente en la correspondencia con su hermano. En Loving Vincent, la primera película pintada al óleo, se duda sobre su suicidio. Este año Willem Dafoe en Van Gogh, a las puertas de la eternidad lo retrata más allá de como un pintor que se corta un a oreja y su genialidad le lleva al suicidio. 

  2. Nombre designado por otro pintor, Caravaggio, para una gruta en piedra de Sicilia que tiene la forma de pabellón auditivo y una acústica fantástica. 

  3. En los institutos italianos es de obligada lectura El gatopardo, la única novela que escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa, un voraz lector que no vio publicado su libro en vida y falleció sin conocer la veneración que suscita. Al igual que Van Gogh que, con sus más de 800 pinturas realizadas en diez años, sólo consiguió vender una en vida sin poder imaginar su éxito póstumo. 

  4. Los Visconti pertenecen a uno de los linajes aristocráticos más antiguos de Italia: sus antepasados renacentistas fueron señores de Milán y benefactores durante generaciones de La Scala, antes de los Sforza. Cada miembro de la familia tocaba un instrumento y tenían un teatro en casa. Luchino Visconti el coleccionista de antigüedades tocaba el violonchelo, fue padrino de Miguel Bosé, le gustaba regalar a sus amigos y adoraba la Navidad: era el indicado para adaptar el El Gatopardo. 

  5. Visconti empezó en el cine con Jean Renoir gracias a que les presentó Coco Chanel. Para esta película todo era perfecto y la lentitud se percibe en la meticulosidad de los detalles: los armarios estaban repletos de ropa y los cajones contenían documentos de época. Claudia Cardinale -que en la superproducción hablaba en inglés con Burt Lancaster, en francés con Alain Delon, y en italiano con el resto- llegó a comentar: Mi vestido era fabuloso, pero el corsé era también auténtico y tan rígido que cortaba el aliento. Tan auténtico como las sales y el perfume que llevaba en el bolso de mano

  6. El gatopardo es el emblema de la familia de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y representa sus virtudes y defectos. El leopardo jaspeado es una especie de pantera pequeña de Java y Malaca y en la obra responde a una actitud ante la vida y la muerte. 

  7. Valeria Bruni, actriz y directora de cine, además de hermana de Carla, en la película «Un château en Italie» presenta una autobiografía imaginaria de la familia en el castillo de los Bruni Tedeschi para hablar de la muerte de su hermano. 

  8. Son conocidos los romances de Carla Bruni con Sir Mick Jagger, Eric Clapton, Kevin Costner y Donald Trump. En el campo de la actuación fue la portadora de la bandera de Italia en la inauguración de los JJOO de invierno de Turín y reconoce que no es actriz (tuvo pequeños papeles en Paparazzi y Prêt-à-porter) pero no quiso perder la oportunidad de participar en Medianoche en París y declaró: Cuando sea abuela me gustaría poder decir que he hecho una película con Woody Allen

Historias sicilianas (Viajes Literarios)

Giovanni Verga

Comparado con Chéjov por D.H. Lawrence, referencia para todo el cine neorrealista italiano, desde Visconti a Rossellini hasta Pasolini, admirado por Pirandello, D'Annunzio o Lampedusa, el siciliano Giovanni Verga muestra estos cuentos cortos la vida en la isla a finales del siglo XIX.

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