Cuando era pequeña Rock Hudson y la paloma estaban en lo más alto: la estrella de cine, de casi dos metros de altura y sonrisa irresistible, vivía como un moderno dios griego en el Olimpo de Hollywood arrasando en cines y televisión. El ave columbiforme era la representación del Espíritu Santo y habitaba en los cielos; era la imagen principal de las invitaciones de boda, símbolo del amor y del afecto conyugal; era la reina de las plazas y se posaba tranquilamente en cualquier monumento; la entrenaban1 cuidadosamente para optimizar su resistencia y orientación llevando mensajes2; se le aplaudía cuando salía de las chisteras de los magos y, gracias a Picasso3, era emblema de la paz4 universal. Incluso usurpó el protagonismo de Naranjito en la primera ceremonia de inauguración5 que vi por la televisión: el Mundial de fútbol del ’82.
Así que nadie podía augurar que tras tanto entrenamiento5 y reconocimientos a estos dos héroes de guerra6 se les trocara el estatus de estrellas privilegiadas al de apestados7.
Esto ocurrió cuando se comunicó a la prensa que Rock Hudson, el galán del que se había enamorado medio mundo, era homosexual y tenía sida8. Las palomas —mascotas de Afrodita— mantuvieron su prestigio hasta poco después de que se las chamuscara en el pebetero de Seul, entonces empezaron a ser consideradas una plaga. Se les tapiaron con tela metálica los huecos urbanos que les servían de refugio, se instalaron púas antipalomas en monumentos porque se las acusaba de transmitir de enfermedades, suciedad y muchas cosas más.
Ahora la percepción sobre ellos ha vuelto a cambiar. Como si se tratase del cuadro de la paloma de Magritte: le retour9 en el que se abre una ventana a la nueva realidad. En esta obra por primera vez el pintor belga combina el día (la luz, la esperanza) y la noche (oscuridad). La paloma deja atrás su encumbramiento picassiano y la consideración de rata voladora porque la imagen de la paloma se congela en el tiempo y representa simultáneamente ambas realidades. Por fin las palomas son simplemente aves de gran agudeza visual, de memoria increíble, fuerza inagotable, con un GPS casi infalible y con las que se realizan experimentos para comprobar si reconocen rostros de personas y que pueden discernir entre cuadros de Monet y Picasso.
Esta interpretación también es válida para la biografía de Rock Hudson, al ser el primer famoso en reconocer su enfermedad mortal: la víctima se transformó en el rostro de una lucha hasta entonces encubierta, se liberó de todos los comentarios malintencionados y obtuvo su reconocimiento10.
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Los colombófilos adiestran a las palomas proporcionándoles cobijo, empiezan el entrenamiento cuando todavía son pichones y lo realizan de forma progresiva. ↩
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En la Grecia Clásica ya se utilizaba como medio para dar a conocer los resultados de las olimpiadas y en Roma sirvieron para comunicar las conquistas de Julio César. Fueron primordiales en mantener comunicado París en el asedio de 1870 y muy útiles en las guerras mundiales. ↩
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En la época de la Guerra Fría, en el Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz es cuando Picasso empieza a dibujar palomas y el día antes de empezar el congreso nace su hija menor a la que decide llamar Paloma. ↩
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Curiosamente en Japón la paloma es el símbolo de la guerra. ↩
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En los Estudios Universal reconocieron el potencial ante el público femenino de Rock Hudson y comenzaron a formarle como actor con clases de: canto, montar a caballo, esgrima e interpretación; y también le dieron una casa, algo más grande que un palomar: The Castle(con cine, piscina jacuzzi, barbacoa para cien invitados, garaje para veinte coches y ¡un bosque!). ↩ ↩2
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Rock Hudson antes de ser nominado a mejor actor por Gigante, participó en la Segunda Guerra Mundial. Se condecoraron treinta y dos palomas con la medalla Dickin por su valor en esta contienda. ↩
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El año que diagnosticaron Sida a Rock Hudson, una Celine Dion de dieciséis años —que ahora genera tanto odio o adoración como las palomas— interpretó: une colombe como himno de bienvenida al papa Juan Pablo II en el estadio olímpico de Montreal para la inauguración de un encuentro juvenil. ↩
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Estaba testando un tratamiento innovador contra la enfermedad en París, así que para regresar a Estados Unidos tuvo que contratar un avión privado porque ninguna línea aérea le permitía volar por miedo al contagio. Ya en América, el desconocimiento y el terror al sida le hicieron padecer un suplicio, nadie le tocaba ni siquiera las enfermeras para rascarle la espalda. ↩
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A l cinéfilo de Magritte no le gustaba que se buscase significado simbólico a sus pinturas, quería que las imágenes se viesen cómo son captando su misterio y poesía. En el cuadro titulado el retorno de la paloma recortada el cielo que aparece tras la silueta, se vislumbra la necesidad de cuestionarse las cosas, es el surrealismo de lo cotidiano del pájaro visible que esconde otra cosa visible y nos permite asomarnos a una nueva realidad. La paloma de Magritte fue el símbolo de la compañía aérea belga. ↩
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Burt Lancaster- el actor que interpretó al ornitólogo de Alcatraz- uno de sus pocos amigos fieles fue el encargado de leer el último mensaje de Rock: «No estoy feliz de tener sida, pero si esto puede ayudar a otros, al menos puedo saber que mi propia desgracia tiene un valor positivo». ↩
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