Tiene lógica que cuando vienen amigos a A Coruña nuestro meeting point sea el Obelisco1, situado frente a los jardines, entre el Cantón, la Rúa Nueva y la Calle Real. Lo aclaro porque, una vez, la despistada de mi hermana se me fue hasta el Obelisco Millenium, nada trágico gracias a los móviles jajaja). Es una columna útil a este efecto porque dispone de varias de las prestaciones de un smartphone: cuatro relojes, un termómetro, un barómetro y una veleta y que, además, permite contar una historia que hermana nuestra ciudad con el antiguo Egipto: esta escultura se erigió como efecto colateral de haber hecho escala en el puerto el Obelisco de Luxor —a bordo de un barco con el mismo nombre y diseñado para esta misión— antes de dirigirse a su emplazamiento actual en la Plaza de la Concordia en París.
La Sagrada Familia escapó a Egipto buscando vida, de Egipto se han fugado templos y obeliscos buscando una mejor y en la actualidad están en peligro de muerte las aves ibis2 símbolo sagrado egipcio. Estos pájaros con cara de alienígena son los típicos guapifeos, narigudos y de aspecto famélico que parecen pertenecer a los tiempos en que las crecidas del Nilo presagiaban su presencia, en que eran venerados por su faceta de cazador de reptiles y por su eficacia eliminando plagas3. Fueron símbolos del alma, la esperanza y la búsqueda de la sabiduría representaban a Thot, el dios de la salud4 y de la escritura5.
Por eso, escribiendo sobre este pájaro —medio teleñeco, medio sagrado— felicito con mucho cariño a dos cumpleañeros; uno acaba de venir volando de Egipto y otro está empezando a volar.
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Por cierto, parecer ser que Obelisco (ὀβελίσκος) es un nombre irónico que significa brocheta: es el diminutivo de obelos (ὀβελός) el espetón de asar. ↩
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Un egiptólogo descubrió en Saqqara en torno a quinielas especies de halcones y de pájaros Ibis momificados que se cree que serían utilizadas como ofrendas. ↩
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Su imagen aparece en jeroglíficos con el significado de ser benéfico ↩
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Los egipcios inventaron los enemas, como método terapéutico o como limpieza para la momificación, observando cómo el pájaro Ibis con su pico curvo realizaba sus lavativas. ↩
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Aparece esculpido en marfiles egipcios de más de 5000 años y se consideran los inicios de la escritura consideradas de las primeros indicios de escritura y hallados en el yacimiento de Abydos. ↩
Pluma de Thot
Montegrappa
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