Hace diez años que los Reyes1 le regalaron a Lucas en sus primeras navidades un móvil colgante de madera de Nils Holgersson viajando a lomos del ganso blanco Martín -que él llama Selma-. Sus padres, con buen criterio, no lo han retirado para que les sirva, tanto a Lucas como a su hermana pequeña Laura, de recordatorio de la importancia de estudiar geografía2, el respeto a la naturaleza y como advertencia de que, si hacen muchas travesuras, corren el riesgo de convertirse en duendes.
El cuadro de Escher titulado día y noche3 representa el viaje de gansos como los del cuento sueco, haciendo jugar a nuestro ojo hasta descubrir la singular coreografía en forma de v4 que utilizan estos pájaros en sus desplazamientos. El artista ha representado la migración de las aves en dos direcciones. Unos gansos oscuros se dirigen hacia la luz, lo que sería la migración en verano hacia los países nórdicos para la cría; otros gansos blancos se orientan hacia la oscuridad, lo que sería el viaje de vuelta al sur o suroeste, la migración del ganso cuando empieza a tener frío en sus plumas y vuela en busca del calor. Todo depende de cómo escojamos mirarlos. ¿O será que Escher distingue como en el cuento entre las ocas domésticas de color blanco y los gansos salvajes?
El cuadro, con sus repeticiones matemáticas, nos pivota el ojo de oca a oca y en cada casilla se van produciendo cambios hasta llegar al final. La pluma5 de Selma Lagerlöf no ganó la Lotería de Navidad pero podríamos decir que triunfó en el juego de la oca más importante de 1909: fue la primera mujer en recibir el premio Nobel de literatura6. Además su cuento El maravilloso viaje de Nils Holgersson despertó en el niño Konrad Lorenz el interés suficiente para que se dedicase al estudio del comportamiento animal. Descubrió el funcionamiento de la impronta por lo que obtuvo un Nobel de fisiología en 1973. De Nobel a Nobel y tiro porque me toca.
Ahora toca que el móvil de la oca llamada Selma esté a la entrada de la casa de Lucas y Laura cumpliendo además de la funciones mencionadas, la histórica7 de guardiana de las casas, alertando si hay intrusos con sus graznidos7 ¡Espero que no descubra a los Reyes Magos!
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Con ocho años Félix Rodríguez de la Fuente pidió a los Reyes un pájaro y le trajeron uno de hojalata ↩
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Este cuento es fruto de un encargo escolar para enseñar a los niños la geografía de Suecia. Además, los gansos recuerdan y reconocen los accidentes geográficos para orientarse en los viajes. Selma se documentó durante tres años sobre aves y folclore y convirtió esta tarea en un viaje iniciático, lleno de aventuras, de repaso de la tradición, de la mitología y de amor a la naturaleza. ↩
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Se ha estudiado que las aves tienen un reloj circádiano interno que las orienta en el ciclo de luz y así son capaces de utilizar al sol como brújula durante el día. Como también vuelan de noche se orientan por la posición de las estrellas. ↩
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Esta técnica de vuelo es ideal para la salvar la resistencia del aire. Los gansos jóvenes tienen que aprender el recorrido y van al final de la formación (se van turnando entre ellos hasta la mitad de la formación). En el pico de la "v" vuelan los adultos hasta el centro de la formación. ↩
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Hasta el siglo XIX, la pluma de ganso fue la más utilizada (junto con la de cisne) para la escritura. En la actualidad estas pluma son fundamentales para poder jugar al bádminton: se necesitan diciséis para que el volante vaya lento (ya que puede alcanzar cuatrocientos kilómetros por hora) ↩
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Kenzaburō Ōe recibió como Selma Lagerlöf un nobel de literatura. Su hijo Hikari Ōe, un niño autista con discapacidad intelectual de nacimiento y sin interés en nada, es el protagonista de una historia de superación, bastante distinta de la de Nils, pero también gracias a las aves. Sus padres le incentivaron y perseveraron en su educación y acabó tras reconocer los trinos de los pájaros en convertirse en compositor ↩
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Los gansos del Capitolio, con sus aleteos y graznidos, despertaron al centinela Marco Manlio y gracias a este ruido repelieron el ataque de los Galos ↩ ↩2
El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia
Selma Lagerlöf
Como ocurre tantas veces con las buenas obras infantiles, es muy posible que sólo se pueda apreciar en toda su amplitud cuando uno lo vuelve a leer de mayor. Libro para todas las edades.