Si a un fan de los cómics le hablas de la hiedra seguro que piensan en Poison Ivy, la botánica de Batman. Los poderes de la planta y los de la supervillana son similares: sus bayas son venenosas, su capacidad de supervivencia es notable y sus hojas crecen por su cuerpo. Sin embargo, yerran en atribuirle inmunidad ante cualquier veneno. En mi opinión, sus talentos son más bien arácnidos; sus características coinciden más con los poderes de Spiderman en lo que se refiere a agilidad, flexibilidad y capacidad para aferrarse a la mayoría de superficies, ya que las ventosas de sus raíces aéreas le permiten trepar como una planta-araña en busca de luz y humedad. La hiedra segrega una sustancia pegajosa como las telas de araña, superadherente como el hormigón, que le permite soportar dos millones de veces su peso.
La inteligencia y los poderes de esta trepadora no son exclusivos de la cultura pop actual; en Grecia se asociaba la hiedra con Dionisio, atribuyéndole la curación de la embriaguez si se llevaba a modo de guirnalda; en época romana se colgaba en las puertas de las tabernas como marca de que en estos establecimientos se vendían bebidas de Baco; y en las leyendas anglosajonas aparece la dama verde del castillo de Caerphilly, tomando forma de hiedra cuando alguien se acerca con el fin de ocultarse.