La flor del cardo está presente en mil sitios por toda Escocia, ya que es su emblema nacional desde que Jacobo III lo reconoció como insignia de los Estuardo. A los escoceses les gusta identificarse con las cualidades de esta flor, como su capacidad de defensa, sus orgullosas raíces, y su resistencia a las adversidades climáticas y de todo tipo.
La leyenda cuenta que esta planta evitó la derrota del ejercito escocés ante una invasión danesa. Los vikingos se proponían asediarles con nocturnidad y en silencio; pero los gritos de los invasores al pincharse con los cardos —los vikingos no son lo que parecen 😂— pusieron al descubierto sus planes y fueron derrotados. Desde entonces el cardo guardián es el símbolo de Escocia y Wha daur meddle wi' me? —¿Quién se atreve a meterse conmigo?— su lema.
Aunque parecer ser que los escoceses no fueron los primeros en valerse del cardo como arma defensiva: una leyenda medieval cuenta que la Virgen María utilizó las hojas del Silybum marianum para ocultar a Jesús de los soldados de Herodes.
De los pocos sitios donde no esperaba encontrar un cardo era bordado en el vestido de una novia. Kate Middelton llevó ese motivo floral, junto con el resto de emblemas del Reino Unido —las rosas de Inglaterra, los tréboles de Irlanda y narcisos de Gales—, en el encaje de su vestido.