Dibujé estas amapolas en febrero, poco después de leer la historia de Perséfone, la hija de Deméter, diosa de la fertilidad y de la tierra, que fue raptada por Hades, dios de los infiernos, cuando recogía esta flor.
Deméter ignoraba el destino de su hija y, como no la encontraba, prohibió a la Tierra que produjera frutos. Zeus tuvo que intervenir y ordenó que Perséfone, condenada a permanecer en el reino de Ultratumba por haber comido una granada infernal, pasara seis meses al año con su madre y seis meses con su esposo. Por eso, la Tierra duerme durante la ausencia de Perséfone y despierta a su regreso.
La amapola es el símbolo de la fertilidad (crece en los trigales), del sueño (es pariente de la adormidera) y de la resurrección (por la alternancia de Perséfone en los infiernos y en la tierra).