Los investigadores coinciden en que los primeros seis años de vida son fundamentales para el desarrollo global del niño1 y muy influyentes para su futuro. Los niños se comportan como pequeños científicos que interpretan su mundo, buscan el conocimiento a través de su entorno interpretando los hechos, pensando en los problemas y encontrando soluciones.
Laura sabía que jugar en el agua era divertido y se tiró a la piscina de Pelu sin sus manguitos. Tenía tres años y todavía no sabía nadar. Ese día, además de llevar un buen susto, la pequeña atrevida aprendió a no tratar de apresurar las cosas y, un poco más tarde, también a nadar. A los cuatro años, cuando ya sabía nadar, la actividad motora de Laura y su ansia de columpios le proporcionó una caída. En esta ocasión la lección fue de anatomía: descubrió que sus huesos no eran de goma y que romper el cúbito y el radio te impide nadar el resto del verano. Esta fue la razón por la que el verano pasado a Laura, en lugar de construirle castillos en la playa, le diseñamos barcas de arena todos los días, dónde navegaba en canoa, barco pirata, drakkar2 o gamela a la orilla del mar sin importarle la contrariedad de su lesión. Ese verano su gran hazaña fue salir a mar abierto, se aventuró a bordo de una embarcación hinchable hasta alcanzar las boyas, en una expedición patrocinada por sus primos mayores, emprendiendo su primera aventura, con una tripulación confiable, fuera de cala como una valiente marinera, una intrépida vikinga o una audaz descubridora al igual que los expedicionarios de la Kon-Tiki3.
Con el proyecto Kon-Tiki se quiso demostrar una nueva teoría migratoria. La hipótesis científica de Thor Heyerdahl sostenía que el origen de los primeros habitantes de la Polinesia era América del Sur (desde dónde habían llegado en balsa) y no Asia, como siempre se había creído. Esta conjetura fue tomando fuerza: estaba casi seguro de que la papaya, la piña y el algodón polinesios provenína del continente americano y también estaba convencido de que, como los nombres de las divinidades de Perú y Polinesia coincidían: el Dios-Sol4 de ambas civilizaciones se llamaba Kon-Tiki, habían tenido relación entre ellas. Para validar el teorema construyeron una embarcación con troncos de balso procedentes de la selva de Ecuador y así, volver a unir geográficamente estos puntos. La balsa recibió el nombre de Kon-Tiki y su vela llevaría estampada, a modo de protección, el rostro de esta divinidad (Erik Hesselberg, el artista del grupo y amigo de Picasso, fue el que la dibujó).
La balsa5 no se podía gobernar y navegaría a merced del viento: el plan consistía en que los vientos y la corriente de Humboldt les arrastraran. Aunque cada uno tenía su tarea asignada
(meteorológicas, radiofónicas, navegación e intendencia) y disfrutaron de detalles como las fosforescencias nocturnas del plancton, la travesía no fue fácil: el agua potable, a las cuatro semanas de la travesía, estaba rancia y tuvieron que racionar la lluvia que recogían, además de aprender a saciar la sed con el pescado6; fue necesario que se amarraran como Ulises para no ser arrastrados por las olas; Knut Haugland, (el último superviviente de la expedición fallecido en la Navidad de 2009) corrió peligro en un ataque de un tiburón; y todos se estremecieron cuando una ballena azul amenazó con hacer volcar la balsa…
El éxito de la expedición fue alcanzar tierra7 con vida gracias a la gran resistencia de la pseudo embarcación prehistórica. Así quedó demostrada la posibilidad técnica de que los habitantes de América del Sur pudieran alcanzar las islas de la Polinesia. Sin embargo, la mayoría de antropólogos, en base a elementos físicos y genéticos, todavía mantienen que los colonizadores de la Polinesia procedieron de las corrientes migratorias del continente asiático.
A pesar de que todas sus teorías resultasen erróneas, Thor Heyerdahl 8 fue el viajero más imaginativo del último siglo. Desde niño se interesó por naturaleza y la química. Ese interés determinó su formación académica en Zoología y Geografía. Explorador desde la infancia, vivió su vida con pasión e ilusión, a pesar de ser considerado un soñador que vivía en Utopía. Con Laurita ciudadana por derecho del país de Utopía y de otros muchos reinos maravillosos, navegaremos pronto en esta balsa Polinesa9, nuestras nuevas amigas Belén, Carla y Alejandra, que ya han estado en esos mares, me aseguran que le gustará.
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Piaget influyó en la forma de entender el desarrollo del niño. Antes de su teoría se pensaba que los niños eran organismos pasivos. Piaget defiende la propia lógica infantil y que, en sus procesos de conocimiento, los niños siguen patrones predecibles del desarrollo conforme van alcanzando la madurez e interactúan con el entorno. ↩
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Los vikingos vivían en y para sus barcos, eran marinos excepcionales y pocas veces se ha superado la belleza de sus dakkars. La vela de la balsa de la Kon-Tiki era cuadrada como la de los drakkars vikingos que les proporcionaba un buen impulso en las travesías. Las naves vikingas talladas con ornamentos de animales terroríficos, eran planas y versátiles porque además de surcar los océanos podían adentrarse por los cauces de los ríos. La NASA, en honor a ese pueblo intrépido y explorador, envió dos sondas a Marte con el nombre Viking con el objetivo de verificar si había vida. ↩
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Los miembros de la expedición: el líder Thor Heyerdahl, el técnico de radioKnut Haugland, el también operador de radio Torstein Raaby, el sociólogo y traductor Bengt Danielsson, el artista y experto en navegación Eric Hesselberg, el ingeniero y meteorólogo Herman Watzinger. Todos nórdicos y descendientes de los exploradores vikingos excepto el séptimo pasajero: la guacamaya Lorita, la única baja durante la travesía (hubo un octavo pasajero: el cangrejo Johannes al que los tripulantes alimentaban con restos de pescado). El libro de Heyerdahl sobre el viaje fue un best-seller, la película sobre esta hazaña obtuvo un Oscar en 1951 y en 2012 se ha vuelto a llevar al cine. Aquí unas imágenes del Official Trailer del documental y de la peli que fue nominada al Oscar como mejor película extranjera de 2012. ↩
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En la mitología de la Polinesia, Tiki era el hijo del sol, el primer ser humano en el planeta (una especie de Adán que se encontró con Marikoriko, la primera mujer, en un lago). Las estatuas tiki se tallaron para representar a un Dios poderoso, tener tikis bien tallados proporcionaban protección contra los males. ↩
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La balsa de 15 metros fue bautizada con leche de Coco con el nombre de Kon-Tiki. Se construyó siguiendo indicaciones de los textos de los conquistadores españoles sin utilizar alambres ni clavos para la sujeción de los maderos sino cuerdas. A los doce troncos que la formaron, también les dieron el nombre de una divinidad antes de talarlos: Ku,Kane, Kama, Ilo, Mauri, Ra, Rangi, Papa, Taranga, Kura,Hiti y Kukara como es costumbre en la Polinesia. Disponía de bodega para las provisiones, una cubierta, una cabaña y, además de comida y agua, la equiparon con una cocina de gas, instrumentos científicos, equipo de filmación, una balsa de caucho (desde dónde grababan las tomas de la embarcación), sacos de dormir, enseres personales, una guitarra, pinturas y setenta y tres libros. La Expedición tiene dedicado un museo en Oslo. Antes de su botadura ingenieros navales y marineros detractores de esta idea presagiaron su fracaso. ↩
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Ingerían la linfa de la pesca (dato que sabían por relatos de náufragos), que según sus anotaciones, no resultaba complicada: Raro era el día que no encontrábamos peces voladores agonizando sobre cubierta. Solo les faltaba arrojarse ellos mismos a la sartén. ↩
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En California la cultura tiki nace a mediados de los años 30 con bares ocultos en plena Ley Seca. Después, gracias a la industria del cine, esta moda se propaga y llega a durar mas de 50 años. ↩
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Realizó otras expediciones: a las Islas Galápagos (1952); a la Isla de Pascua (1955-1956); expedición de Ra y Ra II (1969-1970); del Tigris (1977-1978); campaña arqueológica en Isla de Pascua (1986-1988). La expedición Kon-tiki fue rechazada por la National Geographic Society argumentando que no financiaban proyectos suicidas. ↩
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El personaje Maui de la nueva película de Disney es un semidiós muy tatuado. El dios del tatuaje polinesio —Tohu— es el creador de los colores de los peces. Hay una leyenda que explica que los primeros tatuajes fueron para seducir a la diosa de la Luna,Hina, para ello Arahu y Tura cubrieron sus cuerpos con símbolos azules que consideraban hermosos. ↩
Atlas de las Islas Remotas
Judith Schalansky
Un compendio de cincuenta islas alejadas de tierra firme y de cincuenta historias asombrosas y verdaderas sobre fareros que se coronan reyes o pájaros que matan a picotazos a marineros.