El Capitán Cook1, además de ser uno de los grandes navegantes de todos los tiempos, descubridor de más superficie terrestre que nadie y de haber navegado una distancia comparable con la que hay de la Tierra a la Luna2, también es el nombre del pingüino favorito de Mr. Popper3 y de mi primo Jorge cuando era Coquito y tenía hambre de cuentos y sed de fantasía. La única preocupación que planteaba el niño Coque era la de cómo alimentar a los doce miembros de la familia del pingüino Cook; curiosamente, la alimentación también fue la principal inquietud de James Cook en 1768 para mantener sana a su tripulación y que todos sobreviviesen a la travesía.
Los logros de los tres viajes de Cook son innegables, los conocemos por la wikipedia y los cuadernos4 que se elaboraron con el material recopilado por los botánicos e ilustradores5 de abordo; aunque opino que su gran éxito es el de haber cuidado tan bien de la cocina —detectó la importancia de las vitaminas6 para la salud y localizó en el Choucru-cooK7 la vitamina C— y del menú8 de su tripulación, aún a costa de tener que enfrentarse a algunos marinos mal comedores que desobedecieron sus órdenes, con un poco de disciplina y bastante de psicología9.
Y ya para ir haciendo mutis y despedirme de mi primo Jorge que ahora ya es un Coque interesado por las propiedades beneficiosas de los alimentos, con anhelo de conocimientos, hambre de cultura y sed de viajes, un recuerdo para un explorador sin expedición como nuestro10 científico y religioso Celestino11 que estudió con pasión el divino y amargo remedio de la quina12 y otro para al genial Melville con su brillante sentido del humor mofándose de tu animal favorito:
«¿Qué clase de seres estrambóticos son aquellos? Erguidos como humanos, pero sin sus proporciones, permanecen en pie alrededor del roque como cariátides que sustentaran los aleros superiores. Sus cuerpos son de una deformidad grotesca, sus picos son cortos y sus patas parecen no tener piernas, mientras que sus miembros laterales no son ni aleta, ni ala ni pata. Y en verdad ni pez, ni carne ni ave es el pingüino; como alimento no pertenece ni al Carnaval ni a la Cuaresma; sin duda, es la criatura más ambigüa y con menos gracia que ha descubierto el hombre hasta ahora. Aunque está hecho para moverse por los tres elementos y, en efecto, posee cualidades rudimentarias para todos, el pingüino no está cómodo en ningún medio. En tierra se tambalea, en el agua paletea y en el aire no se sostiene. La Naturaleza, como si estuviera avergonzada de su fracaso, esconde a este hijo torpe en los confines de la tierra, en el estrecho de Magallanes y en la humillante cornisa inferior de Redonda.»
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Seleccionado por primera vez para esta misión por ser un excelente cartógrafo enamorado del mar y la astronomía con el destino de observar el tránsito de Venus (singular fenómeno astronómico que permite determinar la distancia entre la tierra y el sol), desconocía el doble propósito de la expedición: la búsqueda del gran continente austral lleno de riquezas ↩
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Un cráter lunar lleva el nombre Cook, la NASA nombró a su lanzadera final Endeavour y su barco HMS Discovery inspiró el nombre del tercer transbordador espacial. La observación astronómica que le fue encargada en su primer viaje fue la del tránsito de Venus del 3 de junio 1769. Pudo observarlo desde dos observatorios ubicados en el llamado Fuerte Venus, en la isla de Tahití. Los maoríes robaron parte del material de astronomía, que, finalmente les restituyeron. ↩
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El matrimonio Atwater, a través del Señor Popper, rinden un homenaje a otros los descubridores bautizando a todos los pingüinos con nombres de personajes relacionados con la navegación. La historia es una delicia por eso la han llevado al cine en 2011, imagino que a este señor le gustaban tanto los pingüinos como a Coque y a Popper. ↩
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Cook era un gran cartógrafo y no tan buen escritor así que Hawkes Worth fue el compilador de los diarios. Los libros que llevaba en su barco eran La Biblia, El paraíso perdido de Milton y Principios de Geología de Lyell. ↩
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A los que os guste un poco la ilustración naturalista, no os perdáis navegar por la obra de algunos de los botánicos e ilustradores que le acompañaron en sus viajes: Sidney Parkinson](https://es.wikipedia.org/wiki/Sydney_C._Parkinson), [_John Fredeeixk Miller y Alexander Buchan del primer viaje, Nathaniel Dance Holland fue el autor del retrato icónico de Cook encargado por Sir Joseph Banks, William Hodges retratista de habitantes indígenas y Johann Georg Forster coinciden en el segundo viaje, William Anderson, John Webber y William Ellis ↩
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La vitamina C es la primera vitamina que permitió descubrir una enfermedad por carencia. Se crea internamente por casi todos los animales y plantas excepto en los humanos, los monos antropoides, el ruiseñor chino, una especie de trucha, las cobayas (conejitos de indias o cuyes) y los murciélagos frugívoros. Fue James Lind, un colega de la Armada, quien, antes de partir, le dio unas recomendaciones decisivas para la planificación de la dieta de sus marineros incluyendo en el menú alimentos antiescorbúticos como sopa deshidratada en gachas, berros, mastuerzos de hoja ancha y el famoso Chucrut. En ninguna de las tres expediciones que sumaron 12 años de viajes falleció ningún marinero por escorbuto. ↩
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El chucrut de repollo tiene vitamina c, es todo lo contrario a las chuches (inventadas para de encontrar un alimento ligero y energético que sirviese de sustento para largos viajes), tiene un sabor agrio pero una enorme eficacia para evitar contraer el escorbuto —peste del mar—, enfermedad de la que no sabía la cura ni la causa que provocaba un modo horrible de morir a un porcentaje muy elevado de la tripulación (del 40 al 80%). Aparece al cabo de 75 días de mar. El escorbuto se presenta con un debilitamiento progresivo, dolores en piernas y articulaciones. Las encías se ulceran y sangran, los dientes se caen. Luego sobrevienen esquimosis, úlceras, hemorragias. El enfermo puede morir sino se le trata correctamente. ↩
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¿Sabéis ya el menú de esta navidad? ¡Recordad cuidar la alimentación en estas fechas! ¡Qué no os ocurra preparar el menú de Scott! que perdió su vida y la de sus hombres en su intento de alcanzar el polo, entre otras causas, por la alimentación poco calórica ↩
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Cuando algunos tripulantes se negaron a tomarlo, Cook, con su particular estilo de liderazgo castigó con 12 latigazos a los rebeldes, y tomó una importante decisión con fundamento psicológico para obtener el resultado deseado: convencido de que sus hombres enfermarían si no tomaban la vitamina de la col, eliminó del menú de la tropa el chucrut y lo mantuvo en la carta de los oficiales, logrando que fueran los propios marineros quienes lo pidieran. Así lo relata el propio Capitán: «Pues tal era el carácter y el modo de ser de los marineros en general que, en el momento en que vieron que sus superiores lo valoraban y a ellos se les negaba, de la noche a la mañana se convirtió en el producto más selecto del mundo y su inventor en el hombre más honrado…» (algo similar a lo que hizo María Antonieta con las patatas). En este momento resulta decisivo la capacidad de análisis de Banks, joven vividor y aristócrata, que descubrió el gran poder de los cítricos cuando empezaba a enfermar. A partir de ese momento Cook incluyó zumo de naranja y de limón en la dieta de los marineros. ↩
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La Expedición de Malaespina y Bustamante autorizada por Carlos III y consecuencia de la intensa actividad exploradora en el Pacífico (hasta aquel momento la charca española) fue una de las primeras de carácter científico organizada para emular los viajes de Cook y La Perousse, se diseñaron para ello dos Corbetas gemelas La Descubierta_ y _La Atrevida, nombre elegido en recuerdo de los buques de Cook en su último y malogrado tercer viaje “Resolution” y “Discovery”. A su regreso, reinando ya Carlos IV, Malaespina fue encerrado por traidor en el Castillo de San Antón por orden de Godoy debido a las opiniones políticas vertidas en sus informes confidenciales. ↩
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Además del mérito de sus estudios cabe destacar su constancia, el saber manejarse en el mundo político y aguardar el momento de finaciar su obra. Esperó 23 años preparándose (mantenía correspondencia con Carlos Linneo), buscando un interés comercial, y ejerciendo como un médico que se resiste a serlo. ↩
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Más tarde y gracias a la posibilidad logística ofrecida por el invento de las Cajas de Ward, otro explorador, predicador cristiano y que también iba un poco a su bola, Livingstone corroboró en sus viajes por África que la quina era un remedio eficaz contra la malaria. ↩
Silla Pingüino
Kofod-Larsen
Una de las sillas más populares del danés Kofod-Larsen: su sencillo diseño de respaldo curvado y asiento inclinado resultan muy cómodos.