Los juguetes tratan de prepararte para la vida adulta. Imagino que algún cineasta habrá nacido de la fascinación de un juguete como CineExín1; químicos que descubrieron el permanganato potásico o el papel tornasol gracias a Quimicefa; electricistas que se diviertieron con los treinta y dos circuitos, emisoras, alarmas, sirenas, resistencias, bovinas, condensadores del Scatron o con el Electro L2; defensores del libre comercio que comenzaron a acumular capitales y penas de prisión gracias al Monopoly… y, en fin, muchos maquilladores, historiadores, dominadores del planeta, filólogos, abogados, cirujanos o ingenieros surgieron del entusiasmo por la Señorita Pepis, el Exin Castillos3, Carcassonne4, el Risk5 y otros inofensivos juegos con uranio, el Scrabble6, el Cluedo7, Operación8 o Meccano9.
Quiero pensar que el éxito de estos juguetes se debe a que sus creadores, además de un beneficio económico, propusieron actividades que les apasionaban, las investigaron para dominarlas y se divirtieron realizándolas; como esos dos amigos canadienses que jugando al Scrabble un mes de diciembre de 1979, inventaron el Trivial, que tantas horas nos entretuvo a todos.
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Steven Spielberg creó su primer corto a los doce años, con una pequeña cámara de cine de su padre y sus maquetas de trenes Lionel. ↩
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Con el Electro L podías construir circuitos, hacer funcionar motores eléctricos y encender bombillas mediante una pila de petaca alojada debajo de un panel lleno de agujeritos. ↩
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La casa Exin (Exclusivas Industriales, S.A.) se dedicaba a la comercialización de pequeños electrodomésticos y piezas de plástico; el primer juguete de construcción que comercializó fue Arquitectura Exin, Exin castillos. ↩
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A Klaus-Jürgen Wrede se le ocurrió Carcassonne en un viaje por el sur de Francia investigando la Cruzada albigense. ↩
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El Risk lo inventó un director de cine francés y le llamó La Conquête Du Monde. Con la Segunda Guerra Mundial tan cerca un vendedor propuso denominarle con las iniciales de sus cuatro nietos R.I.S.K. ↩
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Algunos dicen que fue Lewis Carroll quien diseñó un juego de mesa compuesto por letras para crear palabras sobre un tablero de ajedrez. Realmente el Scrabble fue ideado por un arquitecto desempleado de Nueva York durante la Gran Depresión de 1938. ↩
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El Cluedo —formado por Clue que en inglés significa «Indicio», y Ludo que en latín es «Yo juego»— fue inventado por un empleado de un abogado amante de la literatura detectivesca de Raymond Chandler y Agatha Christie. ↩
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Se rumorea que su inventor, John Spinello, necesita fondos para pagarse la suya ↩
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El creador del juguete Meccano no era ingeniero; ideó este juguete para sus hijos con chapas y piezas atornillables. ↩