Hace poco le regalamos a mi madre el BelĂ©n de Playmobil; creo que es el Ăşnico regalo que no ha cambiado, ¡quĂ© gran acierto! HacĂa tiempo que no se montaba el BelĂ©n en casa de mis padres pero con la llegada de los nietos empezĂł a apetecerle otra vez, para alegrĂa de los niños que disfrutan jugando con ellos 1. A mĂ, la cara sonriente2 de los clicks 3 me recuerda bastante al dĂa que nacieron todos mis sobrinos, un momento sencillamente feliz.
El primer BelĂ©n lo montĂł Francisco de AsĂs, un santo sencillo y austero —además estuvo por aquĂ hace ochocientos años—, y que quiso darle un toque diferente a una fiesta tan importante; a lo mejor, si en 1223 existiese Playmobil hubiera usado Clicks 4, o incluso algo más minimal, en el estilo de esta natividad en bloques de madera de haya que celebra el nacimiento del hijo de un carpintero.
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Las opciones básicas, el tamaño reducido y la simplicidad de los clicks siempre han estimulado la imaginaciĂłn del niño, aunque Playmobil extendiĂł las series originales —indios, caballeros medievales y construcciĂłn— a un catálogo enorme de figuras y complementos que permite a fans como Iloveclicks elaborar estampas sorprendentes. Eso sĂ, Hans Beck siempre se negĂł a incluir innovaciones tĂ©cnicas en sus productos. Ni ordenadores, ni robots, ni sonidos de sirenas o motores. Tampoco dinosaurios, puesto que la figura humana es el tema principal de Playmobil y «cuando vivĂan los dinosaurios no habĂa humanos». ↩
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El diseño de los clicks se inspira en dibujos infantiles, en cuyas caras falta a menudo la nariz. ↩
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Famobil bautizĂł sus muñecos con el nombre click para las figuras masculinas y clack para las figuras femeninas. ↩